domingo, 20 de mayo de 2012

todo sabio

Dame tu sabiduría, engendrá en mí tu sabiduría, habitáme como el agua habita las cavidades del océano y las nubes habitan el cielo. Todo el que soy, lleno de vos, porque yo quiero ser sabio.

Por ahí hay sabidurías respetadas, elocuencias comentadas puestas sobre estrados que a personas les gusta aplaudir; yo no busco ser sabio para ser reconocido. Dame tu sabiduría en esta intimidad de la mañana, o en la exigencia de la noche, o en el asentamiento de la tarde. Yo quiero ser sabio para aprovecharte al máximo, para vivir completo, y que todas mis decisiones nos den gusto a los dos.

Para decidir mal me preciso sólo a mí. Para decidir y reaccionar con riqueza, madurez, alegría, productividad, te preciso a vos, y a tus agentes que quieras mandar.

Dame tu sabiduría, Rey, demostráme esta misma mañana, todo este día, por favor esta noche, que me estás haciendo más sabio. Dame palabras impensadas que sean las oportunas para mí y los demás. ¿Qué decir y qué callar? ¿Qué decir y cómo decirlo? ¿Qué callar y cómo batallar desde el silencio?

Tu sabiduría, toda tu sabiduría. Hoy, después, en la cena, siempre. Ya. Ya, todo yo, lleno de vos. Ya, yo, todo tuyo, todo sabio.

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