lunes, 2 de mayo de 2011

claro de blues

Madurar es guardar en lo unigénito
aquel noble sentimiento 
que cooperó para alimentar una mejor fe
Es cuidar silencio, que tanto bien ofrece,
y cesar de tirar migas al fondo del mar,
porque aunque sean de pan de carbunclo,
allí los pájaros no las comerán

Sigiloso estoy entre paredes estrechas,
difíciles y llenas de óleos de Pelikan y Faim
Convencido voy que música y libertad son el mismo polen,
y las más auténticas letras que declaran 
al Dueño de todo el poder

Y llevo un banjo en mi sangre que adereza mi hemoglobina,
y canto un canto sin estanco
porque la voz sobreseída ahora resurge muy lento
a las costas de un diseño original (e inimitable)

Madurar no se dice, no se ensaya, no se hurta
Amor es fruto maduro que te limpia el vientre y el pensamiento
No hay pretérito, no hay rencor embalsamado

Música más música, hileritas de corcheas 
ya intuyen mi claro blues

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