jueves, 14 de marzo de 2013

inexcusable

Sólo los pájaros muertos se quedan inmóviles sobre el fuego, sólo los pies hechos corteza toleran las brasas vivas y los vidrios rotos, sólo yo seguí cuando debí salirme. No me arrepiento de otros, yo me arrepiento de mí.

Sólo los idólatras desprecian al Dios por sobre todo nombre, sólo los fanáticos confían ciegos en la virtud de un fetiche, sólo un espacio a la distancia, a conciencia y en lo alto, trae otro punto de vista, otra apreciación, otra claridad. No se trata de la decadencia del sistema, se trata de que yo no reaccioné. Yo me arrepiento de mí.

Mi desgaste pesa más que mis huesos, mi cansancio mide más que mi estatura, mi indecisión es un calambre, mi contradicción, una trombosis. Cuando pasa como flecha, una serpiente se asemeja a un cordel y una traición a un acto de voluntad propia.

No estás sano si te saliste de vos para completarte en alguien.

No existe una sola acusación a nadie. Yo me arrepiento de mí.

Este corazón tendrá que drenar para recuperar su ritmo, esta mente deberá clamar para recibir su exorcismo, para restituir a cuentas su inocencia original. Aún falta para cuantificar los daños. Quedan arterias, cimientos, sentimientos sin explorar, porcentajes y balances que ya no serán vistos, sin embargo es irreversible que la autoinmolación no sucederá de nuevo.

Yo no acribillo a nadie, no enjuicio a nadie, yo me arrepiento de mí.

Hay que sacarse el azote de encima. Sólo los imbéciles pueden creen que el verdugo lo hace por ingenuidad. El sádico castiga por placer, el mercenario por un precio, el torturador puede ser el vecino más sociable del ayuntamiento.

En aquella comuna, yo trague la angustia en una caseta sobre la ruta. Caminé solo, de madrugada, mientras ningún micro vendría. Sobrepasado, me fui de un lugar ajeno. Me prometí no volver. Me prometí acordarme siempre de lo que es quedar desamparado, inexcusable, empecinado, la peor versión de mí. Nunca tan indignado como arrepentido, nunca tan dolido como consciente.

Nunca tan consciente, nunca tan arrepentido.


Yo me arrepiento de mí.

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