martes, 18 de junio de 2013

un texto publicado en Facebook

Cada quien es administrador de su derecho a la libertad y la libre expresión.

Algunos textos que personas publican en sus muros de Facebook pueden dar la misma sensación que antiguas viñetas: casas ideales, familias ideales, vínculos ideales, vidas ideales. En días especiales como aniversarios y cumpleaños -ni hablar en días de defunción-, personas parecerían quedar recubiertas por una laca de integridad, un esmalte virginal. Y surgen preguntan: ¿Por qué publicar en una red social -que muchos ven y leen- palabras para afectos que están dentro de la órbita íntima? ¿Por qué decirle algo privado y personal a alguien, de lo que sólo esa persona es destinataria, en una plataforma de lectura masiva? Así como lo que la televisión muestra es una versión de la vida, un recorte de la realidad, así también Face. Tal vez seamos más mediáticos de lo que percibimos, tal vez tanto reality y farandulización nos haya impregnado más de lo que llegamos a discernir.

Mostrarlo todo. Contarlo todo. Desnudarlo todo. Vivir para exhibir.

Cada quien es administrador de su derecho a la libertad y la libre expresión; cada uno siempre tiene chances de negarse a lo playo y remontar vuelo hacia una vida de mayor calidad. Lo íntimo a la intimidad, lo privado a la privacidad, lo secreto a lo secreto, y la invalorable lucidez de comprender que el amor sobrevive a los defectos del ser amado y del ser que ama.

No hace falta idealizar porque el amor es la coraza ante la decepción, el arma ante la mezquindad y la falta de reciprocidad, el sentido que llena la vida y nos dispone un arsenal de recursos para perdonar, arrepentirnos, pedir perdón, dialogar con madurez, abrazar, entendernos mejor y volver a empezar.


Nadie que amemos precisa nuestra idealización, tampoco nosotros precisamos ser idealizados. Los muertos no fueron perfectos, los vivos tampoco lo somos, sin embargo todos fuimos creados merecedores del amor. Y hay hechos inconmensurables que son tales porque son sólo compartidos por aquellos que se quieren tanto.