jueves, 19 de abril de 2012

esta mañana


Gracias.
Por tu presencia cotidiana, por el consuelo, por la llama que nunca se apaga. Ni por necesidad ni por obligación, me nace agradecerte porque sin vos en nada soy solvente. Gracias porque tu rueda sigue girando para mí y en tu esforzada dedicación el amor cubre multitud de faltas. Vengo desde la otra costa, una rada temida que más que un temor es un gran osario. Han quedado ahí millones de vasijas rotas, pedazos de gente a quien le costó creer que vos también podías con ellos.
Gracias.
Porque no nací para morirme de miedo.
Porque tu aceptación me hace libre de ser transparente. Es tan imprescindible que me sigas formando, es tan indispensable que tu esperanza siga alimentando mi mente, mi cerebro, mis pensamientos siempre, en especial algunas noches, o alguno s días libres cuando el mundo parece colmarse de las horas más largas del tiempo. Gracias, simple. Gracias, llanura de trigo sobre la que corremos con todo el pelo al viento y en la aventura amarilla están todos porque ninguno se perdió.

Una meseta y las montañas, casa de antes abierta al suceso presente y el porvenir, mesas mediterráneas y tu paternidad inspirando a otros padres, que maduran como la mañana, que se arrepienten, recomponen y siguen de pie. Llanuras, mesetas, montañas, el océano y el mar y ya ningún desierto. Gracias porque hoy es real que llevamos una vida juntos.

Y dame en este día la zarza parlante desde cuyo fuego la incredulidad se quema, el miedo se incendia, el conformismo y la resignación desaparecen. Dame hoy el día del crecimiento de tu pueblo porque solté una palabra, porque abracé a quien lo precisa.

jueves, 12 de abril de 2012

correspondencia

Y si llega tu canción, ya sé que bendijiste mis oídos porque puedo escucharla.

Y si llega tu canción, ya sé que resucitaste mis sentidos porque puedo experimentarla.

No le pido prestada frases a nadie. Tu canción hospeda mi letra como el océano a la tabla y el sorgo al temporal, como una declaración desordenada y franca de que tu sangre desintoxica y limpia, devuelve la respiración y me roba de la melancolía.

En tu canción hay suministro de nutrientes indispensables para continuar mi caravana, este viaje aparentemente errático en el que cada tramo confirma que voy en dirección a casa. Sigamos de viaje por favor, vayamos a todas partes a donde haya que ir; yo te agradezco el cielo y la infusión, los discos y la comida, los sábados completos y el progreso de mis iniciativas.

Gracias porque aunque mañana habrá guerras, ataques por intención, heridas que supuran y cicatrices que huyen de la ciudad, en esa violencia se hace tangible tu provisión decisiva. ¿Quién puede durar algo sin contar con tu piedad? En tu pesebre, la salvación es la canción establecida, antónimo de inestabilidad, el sostén para decidir creer.

Nunca te necesito poco, nunca dejo de ser una criatura con urgencia de tu abrazo, siempre me acuerdo del osario del que me sacaste. No te miento mis culpas, no aparento el clamor, te pido el día -hoy y todos- para vivir correspondiendo tu gracia.

jueves, 5 de abril de 2012

de por vida


Vivo la tensión entre pedirte y esperar. Mientras espero no me quedo quieto. Por momentos doy en el blanco, por momentos pinto a negro mi condición. A veces me siento el monstruo malvado de la ciudad, una suerte de escuerzo cívico disimulado por cierto estilo y esta voz.
Vivo la tensión entre pedirte y esperar. Creo corresponderte lo segundo, porque eso habla de la confianza que te tengo, pero tu instrucción también me invita a aturdirte de clamor desde mi médula desesperada. La sangre triste fluye más lento, la abstinencia es proporcional a la productividad, el día libre es largo sin aventuras por compartir.

Estoy tratando de vivirte sin atriles ni liturgia, sin ofertas all inclusive ni ministraciones cinco estrellas, con la única realidad de ser vos y yo, con todos pero sin nadie obstruyendo el vínculo. Aunque en la multitud de consejeros hay sabiduría, la muchedumbre ha distorsionado el encuentro y no soy nada si no soy real.

Preciso todo lo que quieras darme, preciso lo sobrenatural de no ser mi propio villano. Un diablo en la carne inflama el fuego y el horno en la piel quema stickers de un mundo feliz. Pero tu presencia, causa de cualquiera y todos los milagros, llama de nuevo desde las grietas de lo insoportable, y renueva la vida limpia y el corazón intacto.

Nadie vive sin que vos lo quieras, todos estamos muertos negados a vos.

Dosifico el ruego, espero en secreto, tu protección es sólo merecimiento tuyo; lo mismo que mi alegría y mi entusiasmo, y mi restablecimiento después de Nagasaki. Yo quiero que estés todo el tiempo, todo el tiempo quiero rendirme ante tu gracia y tus pies, y que mi casa y mis intenciones, mis emprendimientos y mi piel, mis ojos y mi mirada, mi viaje y mi pantalla, que mi todo sean tu soberanía, recintos tuyos para una fiesta nuestra de por vida.

Gracias por todo, gracias por vos. Escandalizarse jamás es ninguna de tus reacciones.