Y si en una cruz vos te diste a la muerte, en la misma cruz me diste la
vida. Y si en el madero tu sangre lavó mi infierno, en la misma cruz
recuperaste todas mis plenitudes. ¿Cómo imaginar tu experiencia? ¿Cómo suponer
tu dolor y tu determinación?
Mejor, que todos lo entiendan, y lo crean, y obren en consecuencia; aún
sin ser así, con tantos en el mundo negándote o insultándote, mi garganta
cosecha tu resurrección.
Soy el recuperado, el inmerecidamente renacido, soy una voz en el
desierto que se permite la disfonía, las anginas, o el silencio; sin embargo,
una voz con memoria, que recuerda siempre que sos el autor de la vida y
vencedor de la muerte.
GRACIAS, DIOS. Si no hubieras resucitado, tampoco yo.
PRECIOSO!!!!
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