Nunca sos mi última opción, nunca estás por si las moscas, has provisto
mi vida con las oportunidades necesarias, nunca me dejo diagnosticar por la
televisión. Y voy a tu vera, y soy el que sueña con los ojos abiertos y la
mente fértil a vos. Desanude la soga esta mañana, otra vez me doy cuenta de que
matarse es estar vacío y yo tengo tu voz en mi jardín.
Tu voz crece en mi voz, tu voz amalgama cielo y tierra, el amor y el
caos, la polución y tu sangre en un sonido nuevo, único, un tono que abraza,
una textura que hospeda, palabras hijas de tu Palabra. Dame más profecía que
quiero estar siempre listo.
La calle clava dependencia en cualquier intento de libertad, la calle no
le saca provecho al hombre, al contario; todos en la calle son ninguno, todos
están hervidos, nadie mira a los ojos pero casi todos miran las braguetas y las
tetas. Con tanta urgencia genital, reposar es una rareza, gimnasia exótica
venida desde Belén. Y vos sos mi reposo, y mi escudo, y mi yelmo, y mi porción.
Vos sos en quien primero pienso, a quien primero voy; intento que mi amor
coincida con las decisiones que tomo, los dos sabemos que muchas veces mis
reacciones no te aman nada, te desconocen, aunque nunca te reniego.
Me sigue asombrando tu luz en mis sombras, tu verano infinito sobre mi
invierno elemental, tu voz brotando por mi voz. El jardín se alegra de verte
llegar, yo más que el jardín me alegro de verte llegar y de que te quedes, no
un rato, no una batalla, sino siempre, siempre.
GRACIAS.
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