lunes, 15 de julio de 2013

valores

Y sólo algunos valores establecen una vida íntegra, y sólo algunos principios redundan en una vida poderosa; no todos, no cualquiera, no al azar ni del montón, ni siquiera algunos valores que nacen a flor de piel.

Hay algo superior a hacer lo que queremos, lo que sentimos, lo que aterriza desde el instinto o emerge desde la libido, y nada tiene que ver con falta de libertad, represión, o una espontaneidad amaestrada. Porque no todo lo que queremos nos hace bien, no todo lo que sentimos nos conviene, no todo lo que dispara el deseo contribuye a la salud. Lo brutal acecha, lo descarnado noquea, el vampiro engaña, y en lo más real de la vida todos queremos estar siempre mejor, siempre completos, aceptados y queridos, considerados y satisfechos, mancomunados y con solvencia para invitar la próxima vuelta.

En el sedimento de cada corazón habita la necesidad de un abrazo.

A veces, nuestra primera reacción nos lleva sin escalas a una consecuencia áspera, tan triste como innecesaria, tan árida como evitable. La carne nunca es dócil; es bendito el jinete que la doma. No hay salvajismo que quiera entregarse: la lucha nace, la guerra viene, los cimientos fluctúan, el cuerpo a cuerpo se instala sin poesía no cotillón.

Ir más allá del rudimento, admitir que Dios está siempre a favor nuestro -aunque sus instrucciones indignen a la pulsión-, y que no es el sádico célibe que nos vende el anticristo. Mentira publicitada, incitador de guionistas de ficción, mafia de los cambistas, masivo engaño rapaz.

Va de nuevo: sólo algunos valores establecen una vida plena, sólo algunos principios germinan una vida satisfactoria; no todos, no cualquiera, ni siquiera algunas máximas oriundas de la cultura, la religión, los medios y la calle. Porque no todo lo que queremos nos hace bien, no todo lo que sentimos nos enaltece, no todo lo que nos es lícito trae libertad. Ni los estados de ánimo, ni la facturación de la bragueta, ni los derechos que nos arrogamos a expensas de los otros, resultan fundamentos sustentables. La defensa a mansalva de lo relativo atenta contra la sabiduría indeleble, porque Dios no es relativo ni se llama de cualquier nombre.

Arrodillar mi mente ante vos, ofrendarte mi mentalidad y mi aprendizaje, dedicarme entero a tu paternidad sana y perfecta. Yo sé que estás en mi guerra, yo sé que originás mi paz, yo creo que -aún por sobre la furia de la bestia- mi vida real está garantizada, mi libertad es un hecho, mi honestidad y mi arrepentimiento son frutas de tu Paloma.


Quiero seleccionar tus principios para tomar mis decisiones, quiero amar tus valores para no ser la sombra de mí, quiero tu insistencia todo el tiempo para no hacer excepciones. Vos sabés cuánta capacidad tengo para justificar mi inconsistencia.

martes, 18 de junio de 2013

un texto publicado en Facebook

Cada quien es administrador de su derecho a la libertad y la libre expresión.

Algunos textos que personas publican en sus muros de Facebook pueden dar la misma sensación que antiguas viñetas: casas ideales, familias ideales, vínculos ideales, vidas ideales. En días especiales como aniversarios y cumpleaños -ni hablar en días de defunción-, personas parecerían quedar recubiertas por una laca de integridad, un esmalte virginal. Y surgen preguntan: ¿Por qué publicar en una red social -que muchos ven y leen- palabras para afectos que están dentro de la órbita íntima? ¿Por qué decirle algo privado y personal a alguien, de lo que sólo esa persona es destinataria, en una plataforma de lectura masiva? Así como lo que la televisión muestra es una versión de la vida, un recorte de la realidad, así también Face. Tal vez seamos más mediáticos de lo que percibimos, tal vez tanto reality y farandulización nos haya impregnado más de lo que llegamos a discernir.

Mostrarlo todo. Contarlo todo. Desnudarlo todo. Vivir para exhibir.

Cada quien es administrador de su derecho a la libertad y la libre expresión; cada uno siempre tiene chances de negarse a lo playo y remontar vuelo hacia una vida de mayor calidad. Lo íntimo a la intimidad, lo privado a la privacidad, lo secreto a lo secreto, y la invalorable lucidez de comprender que el amor sobrevive a los defectos del ser amado y del ser que ama.

No hace falta idealizar porque el amor es la coraza ante la decepción, el arma ante la mezquindad y la falta de reciprocidad, el sentido que llena la vida y nos dispone un arsenal de recursos para perdonar, arrepentirnos, pedir perdón, dialogar con madurez, abrazar, entendernos mejor y volver a empezar.


Nadie que amemos precisa nuestra idealización, tampoco nosotros precisamos ser idealizados. Los muertos no fueron perfectos, los vivos tampoco lo somos, sin embargo todos fuimos creados merecedores del amor. Y hay hechos inconmensurables que son tales porque son sólo compartidos por aquellos que se quieren tanto.

sábado, 4 de mayo de 2013

hombre de una sola raíz

Declinamos beber el zumo de los hierros, preferimos dejar pasar como jugo al aceite industrial, nos refresca algo más ligero que el residual que arrojan fábricas y motores. Nuestra sed se sacia con agua, imprescindible caudal primordial, transparente e insípido, fresco y liviano, que no destilan las automotrices y que en el río verdadero corre como la lluvia desde el cielo.

El excedente de las turbinas y las hélices no nos refrigera. Tomamos agua para cuidar el cuerpo, la bebemos para vivir a largo plazo, la agradecemos porque no es nuestra ni podemos producirla. El agua querida es enemiga de los deshechos estructurales y no fue creada para faltarle a nadie.

La polución no genera salubridad, el fruto de un árbol sólo corresponde a su raíz. Para ser alguien en la vida hace falta ser exacto.

De una misma corriente sólo sale a borbotones una misma sustancia, un mismo elemento neto que besa la tierra en un fiel romance geológico. Una sola agua de un mismo río, un único fruto de un mismo árbol, soy un hombre de una sola raíz aunque fructifique los opuestos: antorchas y malezas, abrazos y virutas, cobre y resaca, lo precioso y lo vil. Nací de un solo origen, lucho contra el monstruo que miente habitar en mí. Soy hombre de una sola raíz, un gospel desesperado que suena afinado y profundo en el pozo de la noche y destruye los barrotes de la celda, el barro pegado en la visión, las barras que insultan desde las más populares gradas, la canción que barre la mudez, que provoca el grito, que destituye todas las acusaciones venidas del infierno. No me preguntes por qué ni cómo funciona, porque a veces ni siquiera me reconozco dual; pero aunque germiné de una semilla única manifiesto reacciones propias de un mutante. Soy un hombre y no una bestia, soy persona y no un demonio, soy de fiar y no el diablo.

Entremos al bar, pidamos más vinos, choquemos los copones brindando por Dios, porque tengo empatía con él, y jamás me ahuyenta, y me incentiva siempre al esplendor.



El agua nos es indispensable. Dios, aún mucho más.

martes, 23 de abril de 2013

en guerra

El usurpador se hace ciego porque pierde la riqueza de respetar el bien ajeno. El ladrón se hace mula porque subestima su potencial ignorando la grandeza de plantar una semilla. El burlador se piensa ileso, y denigra a su prójimo. Todos los agresores, primero, se atacan a sí mismos.

En la ciudad a oscuras, con tantos egoístas impermeables a la reciprocidad, el tabaco que fuma el asesino miente ser una luz. Nadie que insulte a los que reconstruyen quedará erguido a la hora de la urgencia. País berreta, relato sin héroes, soberbia imposible de camuflar. Ni el burlador, ni el ladrón, ni el usurpador podrán vez alguna amaestrar su miseria. Todos los miserables, primero, se saquean a sí mismos.

Sigamos reconstruyendo aunque no nos crea nadie. Edifiquemos la muralla porque es con entusiasmo el trabajo. Gente por familias, familias como luciérnagas en Uganda, solos que se reencuentran con su autoestima, y todos haciendo guardia en los lugares más desguarnecidos. Pelaje de espadas, caparazón de arcos, cuero de flechas, piel de las lanzas por las que los mercenarios no volverán a pasar. Sigamos en alerta que, esta vez, la guerra es nuestra.

Examinar la situación y no temer, tener presente al Grande y Temible, pelear por los hermanos y los amigos, los hijos y las hijas, las esposas y los hogares, ir al frente por nosotros y degollar la cobardía.

Ni los egoístas, ni los desagradecidos, ni los desmemoriados, ni los traidores están en la línea de fuego. Están en lástima, dan lástima, lastiman con su apatía, pero el enemigo comprueba en sangre propia que Dios frustró sus planes

Y regresamos a la fortaleza, cada uno a su trabajo. Y trabajamos en la obra sin dejar de permanecer armados. Y no descuidamos la edificación ni el contraataque. Llevamos la espada a la cintura y la bendición a la voz. Yahveh pelea por nosotros. Y desde el amanecer hasta las estrellas montamos guardia porque son tremendos los tiempos que corren. Y nos quedamos en Jerusalén para ser centinelas en la noche y obreros en el día.

Que nadie se desvista para nada, que todos permanezcan bien listos para la defensa. No somos frágiles ni estúpidos, extrasensibles ni desertores. Somos hombres de paz cantando la Profecía de Victoria mientras atravesamos estos años de daños.

Con tu integridad cerca, soy un soldado más listo. Con tu integridad hacia el mundo, los santos perderán menos tiempo.

domingo, 21 de abril de 2013

detallista

Ser como el pomelo que preservado o expuesto perdura, se mantiene, vive tal a largo plazo, vive propio a gran alcance. Ser como cítrico que ayuda a recuperar la salud y mantenerla, y a la vez sigue brillante y refrescante, jugoso y vitamínico, como un sol en gajos, como una alegría en pulpa.

La reconstrucción será sutil, la restauración, como un secreto entre amigos. Y gajo a gajo, gota a gota, hora a hora; cuando la destrucción es tan grande el milagro llega a pasos. Entonces, vamos por el detalle, por lo mínimo, por lo que sólo perciben el tejido y la medicina, la fibra y el antibiótico, la sangre y el antídoto. Celebración ínfima pero real cuando es innegable que la muerte ha empezado a retroceder. En la guerra de la vida ningún logro, por diminuto que sea, es menor o secundario. Prioritario, festejar desde el primer ladrillo puesto sobre otro que comienza a edificar la casa, el hogar, la muralla que pondrá límite a los enemigos. Podrán venir de a miles, podrán cabalgar en bestias, sin embargo ninguno -ni el más grande de todos los diablos- pasará esa muralla.

Victoria en lo pequeño, soberanía en lo íntimo, recuperación en el tejido y la fibra, en la sangre y el cimiento, en la mente y en toda la vida nuestra.

Atender hasta lo imperceptible porque aún allí tu Nombre tiene algo que decir y tu intervención sobrenatural nunca es estéril. Siempre conviene habilitarte el todo y las partes, lo general y lo particular, lo obvio y lo inadvertido; vos tenés prosperidades para todos nuestros niveles.

El día ya está, ya ha amanecido la noche. Tus ángeles centinelas andan atentos a la ciudad, aunque no atropellarán la decisión de ningún hombre. Público y secreto, quiero exponerme a vos, no me interesa para nada esconderte ni siquiera una célula de mí. ¿Para qué huir si tus ojos lo ven todo? ¿Para qué buscar en alguien más si sólo vos causás mi salud eterna? Sólo vos garantizás la resucitación.

sábado, 6 de abril de 2013

todo está hirviendo

Es incómodo querer contestar preguntas que no hacés, y tóxico, profesarles fe a intereses que no tenés. Tengo poco que agradecerte si lo que más me diste fue la espalda. Alguien más, una persona, un ser humano más que en esta vida y en este mundo no se hace cargo.

Sea malgastar el agua regando carbón o anteponer el dominio propio a la pulsión son decisiones de identidad. Una distancia, una saudade, un impulso, volver a lo conocido y no recuperar otra cosa más que lo que provocó la fractura. Ninguna vuelta es más preciada que la que nos lleva a algo mejor. Regresemos a lo nuevo, retornemos a donde no estuvimos, volvamos a la salud original.

Es incómodo reconocer que por tanta distorsión fui todos los que puedo ser: el samaritano y el acusador, el amaestrado y el depredador, el hiriente y el herido, el generoso y el mezquino, la caja fuerte y el delator, el apropiador y el mejor amigo. Fui nadie cuando vos pogueabas por todos, fui el ahogado en tu océano de gente. Alguien más, una persona más, un ser humano más que en el mundo no se hace cargo.

Siempre te vi más irte que llegar, retacear entusiasmo que alimentarlo. Plaga de sombras en la tierra de las conversaciones, silencios negros cuando al lado nuestro todos los ríos nos corrían a favor, interacción oscura cuando teníamos la luz a disposición y la semilla del oro nos fue dada a sembrar.

Bueyes rotos, quebrados a la mitad, porque éramos cuatro manos sobre el arado peleando la dirección de cada surco; lo que más sembramos fue una guerra. Yo vi mutilarse nuestra cosecha por ni siquiera llegar a labrarla, arrepentirme tanto me vi. Tengo que sostener la determinación por amor a mi integridad.

Fui el héroe y el villano, el dios y el excremento, el justiciero y el asesino. Fui todos los que puedo ser por la rabia y la indignación, la tristeza y el impacto y la ira de ver tantas veces una espalda y tan pocas un abrazo. Hubo un tiempo en que yo lo creía todo. Nada pasó, de nada me olvidé, todo está hirviendo en la memoria.

No me conviene todo lo que siento. Saco de mí la sed de vengarme y hacer justicia por mano propia. Voy paso a paso, día a día, canción a canción. Estoy seguro de que mañana todo será mejor.

viernes, 5 de abril de 2013

asombrado

Para con nadie tengo tanta voluntad de agradecimiento y celebración como para con vos, para con nadie, para con nadie.

Para con nadie tengo siempre a mano tanta disposición de arrepentimiento, pedido de perdón y reinicio, para con nadie, para con nadie.

Aunque sé que lo sabés, dejáme decirte que siempre me sos oportuno, y que tu presencia, vengas como vengas, me viene siempre bien. Me venís bien cuando sos el Padre, me venís bien cuando sos auxilio, me sos tan bueno cuando sos el proveedor y el docente, el desinfectante y el compositor de mi melodía introspectiva, el organizador de mis salidas y mi patovica invencible.

Me venís tan bien cuando me duele actuar como si no te conociera, así como cuando me invitás un abrazo en el medio de una sensación de fracaso.

Creéme que viajo palabras, indago las maneras, exprimo mi background y sigo sin hallar algo más relevante que GRACIAS. Para con nadie estoy tan seguro de gritar GRACIAS. Porque te merecés esa palabras de principio a fin, todos los días, todas las horas, los minutos todos, cada respiración.

Siempre me tomo atribuciones con vos, yo lo sé y vos sabés que me pone un poco incómodo pero, por favor, seguí estando aunque yo no te espere ni te invite, seguí siéndome fiel aunque hayas tenido que pagar la fianza para sacarme del calabozo, seguí llegando de la manera que quieras. Todas tus maneras, todas tus versiones a mí me vienen perfectas.

Y dame siempre otro abrazo, sobre todo en las noches, cuando la vida se pone mucho más cruel. Si te parece, yo te espero con un vinito y charlamos y brindamos y me contás lo que quieras que siempre es un gusto escucharte. GRACIAS. A vos. Por vos. Por todo. Vos sabés que nadie pero nadie es tan tan importante para mí. No sé bien cómo hacés pero me sigue asombrando tanta dedicación para conmigo y tantas estrellas en el cielo.